A la visión de el Calafate que daba el otro día siento que he
de añadir más matices: aquí viven 20.000 personas, bueno al ritmo que van hoy ya son 20.010
personas, que directa o indirectamente viven del turismo. Este es un trabajo que les da ocupación plena en verano, pero que deja mucho tiempo para la imaginación y otras cosas en el resto del año, así que en el pueblo se ven muchas casas con
decoraciones inimaginables, mucha creación de artesanía de la zona y mucha
dedicación a los niños, que se ve que son también consecuencia directa de la
temporada invernal (y es que cuando hay frío hay que buscar cualquier forma de
calentarse). Esta dedicación se manifiesta en que las guarderías son casi tan
bonitas como los restaurantes. En las que tienen cristaleras se ve un interior
lleno de colorido y juguetes que dan ganas de pasarse ahí la tarde aunque sólo
seas un niño grande. Hoy, de hecho, he visto un sitio muy original, una casa
entera, pintada de flores de colores dedicada a dar clases de cocina para niños
en inglés, así que podrán aprender a hacerse unas crepes llamándolas pancakes y volver locos en la
cocina a sus padres que no hablan inglés.
Por otro lado, la
oferta de El Calafate no se queda sólo en el Perito Moreno, es el punto
intermedio perfecto para otras visitas interesantes como Puerto
Natales o Torres del Paine en Chile,
además que en la zona hay bastantes más glaciares que ver si alguien está
interesado en verlos todos y el hielo ya no está cubriendo el lago. Es en
resumen una población que aunque no aporta mucho al turismo que busca la historia de los
sitios visitados, pero es un enclave con encanto perfecto como
campamento base para hacer otras excursiones en medio de la naturaleza. Además
que es donde está el aeropuerto de la zona.
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